23 DE OCTUBRE. SE FESTEJA A LOS MEDICOS CON BUENOS DESEOS, PALMADITAS EN EL HOMBRO Y POCOS O NULOS REGALOS.

Pedro Alfonso González Ojeda

Es ocioso preguntarse cuántos libros lees al año. La afición por la lectura, para muchos es atávica, no hay registro ni se puede llevar uno. Con cada cambio de domicilio mi minibiblioteca se ve mermada por la pereza de cargar tantísimo libro, por los espacios de las viviendas cada vez más reducidos, donde es un lujo tener un cuarto disponible sólo para ellos. Y cuando la suerte o el destino, te ofrece la posibilidad de tener una habitación extra, la felicidad te hace 
acariciar cada ejemplar, hojearlo, ver las notas que haz puesto al calce, la dedicatoria y sacar de entre las páginas, los separadores que como fieles testigos de tu lectura esperan ansiosos otro paseo por nuevas letras. En mi caso, y creo costumbre de muchas personas, en la primera de forros, escribo la fecha en que doy comienzo a la lectura, quién me lo regaló o dónde lo compré y pego mi Ex-libris. No porque desconfíe que alguien se lo lleve sin avisar, más bien para que recuerden siempre de quien era el volumen. Y en la última página anoto la fecha del fin de su lectura, la opinión de él y mi firma. Y el título que encabeza esta colaboración, ha sido uno de los mejores libros de Noah Gordon. Obsequio del Licenciado Armando Rivera, afamado Notario de Mateyork.

El Dr. y Diputado del congreso Francés, Joseph Ignace Guillotin (foto de la derecha),
durante su gestión en el parlamento francés como diputado, se opuso vehementemente a la pena capital sin embargo puso en la mesa la posibilidad de que los condenados muriesen con menos dolor y fue célebre su propuesta de hacerlo mediante un artefacto que en su momento Antoine Louis hizo el prototipo.

 "Now, with my machine, I cut off your head in the twinkling of an eye, and you never feel it!"  Estas fueron las palabras del médico Guillotin que se conviertieron en los memes de la época, ya que la palabra inglesa twinkling tiene seis o siete significados. Fue como decir: Con mi máquina, te corto la cabeza en un pestañeo y no sufrirás. La vocación de médico iba implícita, evitar el sufrimiento humano. ¿No les parece?


Somos los médicos personajes particularmente curiosos. En la época del Romanticismo, fuimos objeto de célebres personajes de novela rosa. Muchas escritas por médicos, ¡ah! porque hay una época en que se nos da la escrituriada. Que yo veo como paradoja. Por otro lado, a pesar del sacrificio de la profesión, que varias lo tienen, no hay carrera fácil, parece que el público en su mayoría agradece nuestro actuar. Sin embargo, hay, hubo y habrá, colegas que se distingan por sus errores, por su mal carácter, por su atuendo desaliñado, obesos, barbones sin pulcritud, fumadores o alcohólicos. Conste que no dije bebedores sociales, ejem ejem. Sin olvidar a los campeones metedores de pata, que le dicen al paciente la futura fecha y hora de la muerte.


A los médicos futuros que no saben aún que camino tomar para el resto de sus vidas, les ofrezco este algoritmo que estoy  seguro enriquecerá sus existencias. No hay nada como un buen consejo para encaminar a paso seguro la vocación de "servicio".

Estoy seguro que las felicitaciones que recibamos en este día, son sinceras, también lo son las palmaditas en el hombro y los abrazos. Los regalos aquellos que el médico recibía en el consultorio como arcones, botellas de vinos generosos, turrones, pasteles hecho en casa, gelatinas de las hermanitas agustinas -cómo las extraño- plumas de escribir, fistoles para la corbata, mancuernillas y un sin fin de etcéteras. Todo eso quedó en completa extinción. Y como dice mi amigo, el famosísimo Dr. Adol Guzmán: Quieren consultita telefónica, descuentito en la consulta, receta por wattsapp, pero hoy 23 de octubre, ni un chocolate.

Saludos a todos mis colegas y hasta la Próxima.




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