LAS PREFERENCIAS ETILICAS DEL PADRE

LAS PREFERENCIAS ETILICAS DEL PADRE.


Acaba de pasar el vituperado día del padre, nada semejante al diez de mayo donde sabemos por tradición y un poco de discriminación, cómo se las gastan los comercios, los medios y las redes. 
Por esta razón unos días antes del segundo domingo de este mes que me invitaron en casa a dar una vuelta por la plaza más cool del oriente de la ciudad, casi como chofer de Uber y como niño chiquito, sentenciado a pedir comida y golosinas bajo la amenaza de no volver a ser chafirete.

Por fortuna no hubo dificultades para el aparcado en ese monumental estacionamiento lleno de sol y vientos cruzados. Las damas se encaminaron a la entrada a paso semiveloz dejándome a la zaga sin aliento y sin dinero. En fin - me dije-, traigo mi tarjeta de débito, que a esas fechas ya casi exhausta, pero un café, tal vez unas galleticas y algún helado de chocolate podría aguantar. Por suerte algún otro jubilado en plano estado de aburrimiento como funcionario de Interapas, dejó a la mano el ejemplar del Sol de San Luis del día, lo que hizo acomodarme en esa mesa, armado con mi café matutino. 

Antes de abrir el periódico, lo organicé debidamente para leer sección por sección en tanto en pequeños sorbos de café ardiendo, fui descubriendo noticias abrumadoras de la incidencia criminal en el entorno potosino.  Me enteré de que siguen los funcionarios de las administraciones actuales robando a diestra y siniestra con la anuencia de legisladores, auditores y demás huestes protectoras y beneficiarias de diputados corruptos y borrachos.
Con decir diputados no excluyo a diputadas buenas para el chupe también etílico. 
Fue cuando me encontré la página de sociales y actividades conexas. Los anuncios para festejar al padre con obsequios como laptops, zapatos tan finos que no los tiene ni Obama, trajes de ocho mil pesos, viajes a Europa en compañía de la Secre más bonita de San Luis, vinos y licores y señoritas que dan masajes gratos y estimulantes; gratos en el norte y estimulantes en el sur.

Lo que llamó mi atención fue la sección vitivinícola recordando que en aquellos ayeres mi ahora ayuna cava, era plétora de los obsequios que los pacientes hacen a su doctor favorito. Invariablemente ante la pregunta ¿Qué le regalo al doctor? R= Pues una botella de vino. Antaño decían "de un BUEN vino", hoy, es "Un tinto y va que chuta" Por eso rebosaba la cava del hogar con licores de todos. Lo discriminatorio es que a los amigos abogados les obsequian cajas de buenos vinos y a nosotros, lo que nos dan por caja son tunas, uvas o nopales y cuando el dispendio se hace presente, los aguacates criollos llegan de esa manera. En este día del padre solo libré una botella de mezcal artesanal tamaño miniatura, que aún no me bebo por temor a ponerme más borracho que Maradona en fiesta.

¿Pero qué bebemos en la actualidad los papás en este día consagrado a nuestro sacrificio estoico de soportar tantas cosas y disfrutar a otras? Perdón, se me fue un pronombre que ya no pude quitar, les pido a los lectores de este blog lo omitan...¡Gracias!

La respuesta no es fácil porque hay diferentes poderes de adqusición, pero los profesionistas de la salud activos, con dos empleos, una familia de cuatro incluida la suegra, el día del padre, recibe un 12 de cerveza light y un tequila Jimador de medio. En este grupo excluyo a pediatras, cirujanos plásticos y endodoncistas. ellos festejan la fecha con comelitón en el mega jardín de casa, en familia y beben tequila de primera como aperitivo, cerveza artesanal y en la comida acompañan la carne tipo Angus con un tinto Faustino Primero, cosecha 1943. El café se irá a la  panza con coñac Martell y el desempance se hace con anís del mono. 
Los contadores hacen gala de ancestral tacañería y suelen ser festejados con una caguama y chocolates envinados. El no profesionista, que paga impuestos solamente cuando se los requieren, vende telas y tiene cara de harbano Jalil, festeja el día del padre en Miami y desconozco sus hábitos porque nunca invita a los amigos pobres.

Hay otro padre que festeja el día, así como las monjitas lo hacen el diez de mayo, que está firmemente ligado a las esferas altas de la curia, el cual hace fiesta comunitaria con otros de rango plus donde los vinos generosos circulan vastamente y cuando se acaban, cosa que es muy improbable, llenan con agua voluminosas ánforas y en menos que se dice "Vente Cuca a mi regazo" ya tienen tintorro suficiente.

No entro en detalle de lo que beben los "apases" de colonias periféricas pues provocarían la envidia de médicos jubilados o pensionados que no recibieron ninguna bebida espirituosa, solo el amor de la familia y un pase para el Spá.

Nos leemos en la próxima

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