AL RATO NOS VEMOS.

Dr. Pedro Alfonso González

No vuelvo a decir la frase esa, lugar común: "Pensé, que ya lo había visto todo" No hay nada más falso en este convulso mundo que pensar que todo es cíclico, que resurgen las cosas, que la gente nace, vive, se reproduce como hormigas y finalmente muere en las diversas maneras que tiene la humanidad de estirar la pata: Ya sea arrebatados por una fuerza extraña, o ya como que tu mujer en acto heroico, te aviente por el balcón o cruces por una esquina y diez balas perdidas acierten en tu pecho o la más terrible, intoxicarse con mariscos. Ahora se ve con mayor frecuencia que falleces por un virus de ojos rasgados que te pasó la hija de conocido político por el simple hecho de cargarle la maleta cuando llegó de Estados Unidos o de España.

López Obrador, en otro de sus sublimes actos de estupidez, ha decidido permitir la llegada al país, de todos los vuelos lleguen de donde sea. Se pronuncia por asistir a actos multitudinarios invitando a todos sus camaradas del partido y a su chairisa entusiasta. Y como el poder de convocatoria que tiene el personaje de palacio es muy grande, pues ahí estarán sus incondicionales. A su lado con seguridad estará Beatriz para darle el beso aprobatorio y el más pequeño de la familia, que no ha aprendido a sonarse los mocos, pero ya tiene novia el muchachito. Allá, allende el océano, el mayor hijo de ...López, viaja en el carrito de un millón de dólares, quitado de la pena, hace y deshace en tonterías mientras su padre hace lo mismo, pero en su tierra.

Hice alusión a un virus, si, de ese que ya nos tiene hartos de verlo en los memes, ya mi teléfono celular tose en vez de timbrar. Hasta Don Juanito de los tacos de la  little corner, se sabe de memoria las partes del virus, cuáles son patógenas y cuáles no, como actúa, cuando muere y por qué; todo. Te da cátedra. Pero eso, que doctamente conoce nuestro taquero favorito, lo desconoce el rey Andrés. Este señor, nos está obligando a morir en masa, quiere gobernar un país sin ancianos vulnerables, entre esos yo. Ya ha matado a niños con cáncer, que no liquide a media sociedad chilanga, impidiendo la entrada a pasajeros que provienen de Europa o de gringolandia, se cansa el ganzo.

El coronavirus cuando infecta el organismo, tiene dos días de fiebre intensa, de dolores articulares y de cabeza, que te hacen arrepentirte de tus pecados y los de la vecina. Después, tu nariz parecerá grifo de bomberos de tanta secreción nasal, que bien podrías venderla como gel antiviral. No suele producir diarrea, por lo menos. La tos es seca, en accesos cortos que puede hacerte vomitar o ponerte  azuloso  con mediciones de saturación de oxigeno que llegan a 70%. Hay dolor en el pecho con cada tosidura. Se comporta como un catarro común al inicio de la enfermedad, pero el síntoma cardinal es la fiebre que tanto puede ir de 38.5, como a 39.8 o en algunas personas muy susceptibles al aumento de temperatura a más de 40°C.

Por eso, la Organización Mundial de la Salud, ha establecido medidas de pandemia, no fueron ocurrencia de su presidente tales reglas. Pero díganselo al Pejelagarto. No ha captado la magnitud del problema, para él, todo se resuelve con abrazos. Se está pareciendo tanto a Nicolás Maduro, que a veces pienso que son lo mismo.

Conmino a los mexicanos y a extranjeros que vivan aquí, que no hagan caso del presidente, no se dejen llevar por sus ocurrencias desatinadas, hagan lo que la OMS dice, vivirán más. Y si nos acorrala el COVID19, pues al rato nos vemos, pero en el panteón.

Hasta la próxima de Abril.




Comentarios