ARTICULO DEDICADO A LA INFANTERIA.

Dr. Pedro Alfonso González Ojeda

La técnica del vale madrismo diezmará la población potosina. Esto se basa en observaciones que se hacen a través de personas que conducen autos mediante plataformas por aplicación. No quise decir Uber por que no pagan publicidad😊. Ellos, los choferes, casi nunca traen cubre bocas, guantes o algo que parezca que se hacen proteger del mal. Pero lo importante es el tipo de comentarios que hacen de la "gente"; no hay aún la distancia saludable en alguna parte, por ejemplo -dicen-, en el mercado de abastos, cero, en el aeropuerto salen de un vuelo sin cubrirse, por allá, la gente mal está al aire libre comienza a fumar o se pone a toser como si hubiera estado amarrada.

Quienes salen al centro de la ciudad por necesidad de su trabajo comentan que la calle de todos muy querida: Carranza, tiene un gran número de transeúntes como si nada estuviera pasando. Los jóvenes en definitiva no creen en la pandemia, los de mediana edad, pocos, eso si, piensan en cómo sacar adelante a la familia, sin trabajo y la única población que se ve cuidarse es la de tercera edad. Protegidos si, pero tocan las cosas, luego se acomodan el cubrebocas o se tallan ojos, nariz y boca. Los hay, sentados en las bancas comiéndose un hotdog que manipuló una chica sin protección y con esto me refiero a los implementos contra una infección viral.

En fin, hoy, día quince de abril, los casos se incrementarán exponencialmente debido a que estuvieron expuestos a mayor desconocimiento del problema y la ligereza con que ha tomado las cosas la mayoría de la gente. Lo peor de todo es que el precario sistema de salud de la 4T, rápido se verá rebasado. Tendremos la misma problemática que los países mas golpeados. El síndrome de Santo Tomás prevalece en el ser humano hasta no tener frente a la nariz las tragedias, hasta ese momento pondrá sus barbas a remojar y culparán a los trabajadores de la salud de sus desgracias.

Por otro lado, debemos felicitar a la gente que ha adoptado las medidas apropiadas, que no sale de casa, que impide que vecinos, amigos o parientes entren o salgan de la misma, aunque mi prima Gertrudis platicaba que la cuarentena la pilló en casa de su novio. Tuvo problema las primeras veinticuatro horas hasta que convino con su marido que era el momento de la verdad y Nicolasito no tuvo más remedio de ponerse a arreglar lo conducente para el divorcio en lo que ella sigue feliz y realizada con su muchachón.

Para que vean que no todo es tragedia.

Nosotros, los que ya rebasamos los treinta y ocho, 😋 somos la fila de adelante, la infantería, los que recibiremos los primeros cabronazos de la pandemia, la carne de cañón del virus malicioso. Muchos, diabéticos, hipertensos, cardiópatas y simpáticos, aunque esto último no es un agravante para morirse de Coronavirus, tiene la ventaja de que llegarás a  extrema gravedad y serás cadáver, con amplia sonrisa en los labios. Lo malo, es que la familia se quedará tristona una temporada y peor se pondrá cuando el notario lea el testamento. Nada para nadie.

Soy del parecer, que sigamos confinados en casa, asomar las narices - así se dice-, a las tiendas de inconveniencia solo por razón necesaria y de extrema gravedad como por ejemplo que se haya acabado la botana, el tequila y las chelelas. Si por otro lado comienzas con fiebre alta, tos seca, dolores musculares u óseos, ya te fregaste, vete a casa, enciérrate en tu recámara, tómate un par de paracetamoles, un té caliente con media copa de ron, no abuses del té, y espera a que llegue la calaca, no les ocasiones gastos innecesarios a la familia, de todos modos si eres de la tercera, con agravantes patológicos, te vas a morir. Mejor reclúyete para que hagas un acto de contrición real, arrepiéntete de su cochinos pecados y dale tu alma al creador en santa paz. Evita hasta donde puedas que te lleven al hospital, eso es el clímax de la despersonalización, te convertirás en un número, tendrás un respirador (si encuentran), un tubo en la traquea, con catéteres en venas diversas y al expirar, formarás parte de los de bolsa negra tirados en el piso, cajoncito de pino y a la fosa común.

Los de infantería que comenté arriba, esperamos que el paso al más allá sea lo mas leve posible. Si por extraña razón salimos adelante de esta pandemia, nos veremos por ahí como se vieron los judíos al ser liberados por los aliados. Flacos, ojones, con hambre y sin trabajo. Pero eso si, felices de haberla librado por esta vez.

Pásenla lo mejor posible, recuerden que el alcohol en todas sus gradaciones lucha contra el COVID-19 con todo. Así, que no falte el chupe con singular alegría, finalmente, el hígado es más comprensivo que el pulmón.

Hasta la próxima.

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