LAS UÑAS CRECEN DE NOCHE
Pedro
Alfonso González.
Los medios de difusión insisten en la ignorancia de la
gente, reiteran la incapacidad del pueblo para opinar con acierto en temas
políticos, pero se equivocan. Lo hemos visto en entrevistas urbanas importantes
del país y en algunos municipios, donde la cultura cívica puede ser mejor. Las respuestas tienen si, gran influencia de lo que leen u oyen en
éstos, pero si personalizan sus dichos con opiniones que acertadas o no,
son comentarios con evidente contenido politizado.
Ante pregunta expresa de cuál presidente del pasado debe enjuiciarse
con pena de cárcel, las respuestas son uniformes y agregan con seguridad, que
el actual debe ser removido del cargo, sometido a juicio junto con su familia. Otras personas convergen en la necesidad
de despolarizar al país, sin embargo hay grupos que comparten resentimiento
social con la actual administración federal, los hay, con respuestas a favor
del señor que está viviendo en el palacio nacional.
Lo evidente es la libertad de expresión que vemos a ese
nivel, cosa que por desgracia no lo es en la prensa escrita o televisión y radio.
Se teme que pronto comenzará una era echeverrista, retroceso fomentado por el
poder constitucional quien por desgracia usa una tribuna reiterativa como
prédica de rabino judío. Estira el presidente la liga cada día, la llena de
adjetivos, se auto inmola, pero también se baña de pureza, una pureza dudosa
digna de análisis psiquiátrico.
La encuestadora entrevistó a personas en edad para votar,
sobrevivientes del salario mínimo o menos. Personas que viven en la calle,
gente que va a los mercados, amas de casa, hombres de la tercera
edad. Aunque la muestra se supone no tiene sesgo, hay errores comunes en estas
valoraciones estadísticas. Ante pregunta expresa del enriquecimiento
inexplicable, el 95% contestan que los políticos arriban al cargo siendo pobres
y de la noche a la mañana son multimillonarios. No les satisface cualquier cifra,
buscan las voluminosas, las del billón.
La utopía de que el pueblo gobierna a través de contratar a
ciudadanos para que nos representen, es decir son nuestros
empleados, y como tales, los ponemos ahí por el voto, también podríamos removerlos con
el juicio político. Todo en papel, está muy bien redactado, pero las leyes son
letra muerta. Se cumplen cuando van en contra del ciudadano pero no al revés.
¿Qué piden los encuestados en alto porcentaje? Valores, ética, cultura de servicio. En
palabras de ellos, las personas de a pie quieren: honradez, trabajo en favor de la gente,
rendimiento de cuentas, aceptar sus errores, enmendarlos y salirse del cargo
cuando son ineficaces. ¿Conocen a alguien así? Yo, no...
México no es privativo de políticos nefastos, los hay en
todo el mundo, se puso de moda el descaro, la maldad, el arribismo, la búsqueda
del puesto para beneficio personal, enriquecimiento superlativo, pero sobre
todo costumbres atávicas corruptivas. Me pregunto, de dónde le viene al ser
humano esta conducta. Pues a los homínidos no lo sé, no soy antropólogo ni
antropófago, pero a este país como a toda cultura Latinoamérica nos ocurre
desde la intervención hispana conquistadora. Las independencias de España y
Portugal, no hicieron desaparecer esta lacra social. Se quedaron los
peninsulares más aguzados, los tranzas, aquellos que esclavizaron al indígena
en todos lados.
Conque la riqueza de los políticos crece de la noche a la
mañana, esto significa que la uña no duerme.
El día de votar, llegó
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